Desde hace cuatro años la Fundación Coanil realiza el programa "Tu Casa en Coanil" para sensibilizar a los alumnos de enseñanza media con el mundo de los jóvenes con discapacidad intelectual.
Este año la acción solidaria convocó a un total de sesenta estudiantes provenientes de los colegios Santa Úrsula, Villa María, Universitario El Salvador, Compañía de María de Apoquindo, de Seminario y de Viña del Mar. Todos ellos vivieron una inolvidable experiencia en los Hogares Los Ceibos, Los Jazmines, Girasoles, Las Camelias y Los Laureles, entre los días 29 de junio y 18 de julio.
“Tu Casa en Coanil” es una invitación a servir con secillez y alegría, y a entregar los propios talentos y habilidades. “En definitiva, es un espacio para crecer, un tiempo de preparación y de entrega de herramientas que ayuden a jóvenes a acercarse al mundo de la diversidad, y puedan comprender la discapacidad intelectual para favorecer la integración de estas personas a la comunidad en un futuro”, explicó Andrés Lerdo de Tejada, Coordinador Nacional del Voluntariado.
Dos jóvenes compartieron con nosotros esta experiencia enriquecedora:
“Tu Casa en Coanil” es una invitación a servir con secillez y alegría, y a entregar los propios talentos y habilidades. “En definitiva, es un espacio para crecer, un tiempo de preparación y de entrega de herramientas que ayuden a jóvenes a acercarse al mundo de la diversidad, y puedan comprender la discapacidad intelectual para favorecer la integración de estas personas a la comunidad en un futuro”, explicó Andrés Lerdo de Tejada, Coordinador Nacional del Voluntariado.
Dos jóvenes compartieron con nosotros esta experiencia enriquecedora:
“Volvería mil veces si pudiera”
Natalia Jorquera es alumna del Segundo Año B del Colegio Universitario El Salvador (CUS), quien compartió con 184 niños con discapacidad severa y profunda en el Hogar Los Ceibos de la comuna de Colina.
Natalia relata que fueron siete alumnas del CUS más cinco del colegio Villa María quienes llegaron a vivir una semana al hogar. "El primer día estábamos súper nerviosas pero fuimos muy bien recibidas por los niños y monitoras del hogar, quienes también nos ayudaron a llevar nuestras cosas a la casa siete, donde nos alojamos. Ellos estaban muy contentos y nos transmitieron su felicidad y ternura desde el primer momento, lo que hizo que no me arrepintiera jamás de haber ido".
Al día siguiente se levantaron muy temprano para hablar con una psicóloga, quien les explicó en qué consistía la discapacidad intelectual. "Nos orientó sobre el trato que debíamos tener con los niños y nos hizo algunos ejercicios de sensibilización para ponernos en el lugar de ellos. Luego, en el colegio que queda en el mismo recinto, y donde potencian todas las habilidades de los menores mediante diversos talleres, como cocina, amasandería, cultivos de chacras, entre otros, me tocó, por ejemplo, apoyar un taller con los niños más pequeños, con quienes jugué, regaloneé y acompañé para lavar sus manitos y dientes. También colaboré en el taller de amasandería donde me di cuenta de que se desenvolvían súper bien, eran más independientes y sabían todo lo que tenían que hacer".
Al segundía de estar ahí, ya se sentían ambientadas.
El resto de la semana, pintaron, animaron cumpleaños, organizaron una dicoteque pub y salieron de paseo al Santuario de Santa Teresita de Los Andes. "Esta salida fue súper importante porque me pude dar cuenta de la reacción que tiene la gente cuando ve a los niños: los miran raro y yo no quería que los miraran así, me sentí muy extraña. De todas formas esto me sirvió para darme cuenta de que quizás yo hubiera tenido la misma reacción si no hubiera vivido la experiencia. Fue fuerte, así como también, darme cuenta de los lazos que me unieron a ellos. Es que es tan fácil quererlos, sentirlos cercanos, casi como si fueran tus hermanitos chicos", señaló.
"El último día, ninguno de nosotros se quería ir. Todavía extraño hablar con ellos, abrazarlos y darles un poquito de cariño. Sin duda, ellos me dieron mucho más de lo que yo les di y creo que si tuviera la posibilidad la repetiría mil veces".Natalia Jorquera es alumna del Segundo Año B del Colegio Universitario El Salvador (CUS), quien compartió con 184 niños con discapacidad severa y profunda en el Hogar Los Ceibos de la comuna de Colina.
Natalia relata que fueron siete alumnas del CUS más cinco del colegio Villa María quienes llegaron a vivir una semana al hogar. "El primer día estábamos súper nerviosas pero fuimos muy bien recibidas por los niños y monitoras del hogar, quienes también nos ayudaron a llevar nuestras cosas a la casa siete, donde nos alojamos. Ellos estaban muy contentos y nos transmitieron su felicidad y ternura desde el primer momento, lo que hizo que no me arrepintiera jamás de haber ido".
Al día siguiente se levantaron muy temprano para hablar con una psicóloga, quien les explicó en qué consistía la discapacidad intelectual. "Nos orientó sobre el trato que debíamos tener con los niños y nos hizo algunos ejercicios de sensibilización para ponernos en el lugar de ellos. Luego, en el colegio que queda en el mismo recinto, y donde potencian todas las habilidades de los menores mediante diversos talleres, como cocina, amasandería, cultivos de chacras, entre otros, me tocó, por ejemplo, apoyar un taller con los niños más pequeños, con quienes jugué, regaloneé y acompañé para lavar sus manitos y dientes. También colaboré en el taller de amasandería donde me di cuenta de que se desenvolvían súper bien, eran más independientes y sabían todo lo que tenían que hacer".
Al segundía de estar ahí, ya se sentían ambientadas.
El resto de la semana, pintaron, animaron cumpleaños, organizaron una dicoteque pub y salieron de paseo al Santuario de Santa Teresita de Los Andes. "Esta salida fue súper importante porque me pude dar cuenta de la reacción que tiene la gente cuando ve a los niños: los miran raro y yo no quería que los miraran así, me sentí muy extraña. De todas formas esto me sirvió para darme cuenta de que quizás yo hubiera tenido la misma reacción si no hubiera vivido la experiencia. Fue fuerte, así como también, darme cuenta de los lazos que me unieron a ellos. Es que es tan fácil quererlos, sentirlos cercanos, casi como si fueran tus hermanitos chicos", señaló.
Luego de su experiencia, Natalia se pregunta "¿qué pasa con el corazón de las personas que abandonan a estos niños? Ellos son puros, inocentes, son personas maravillosas y capaces de lograr muchas cosas. No sirve de nada lamentarse y decir: ¡Oh, pobrecito el niño! Hay que actuar ahora, hay que estar con ellos".
“Te vas a enamorar y serás un voluntario eterno”
Eduardo Maturana participó en el programa "Tu Casa en Coanil" durante el 2004 y desde ese entonces no ha dejado de colaborar. Hoy estudia publicidad en el Duoc y nos cuenta qué significó para él su paso por el Hogar Los Jazmines, una experiencia que asegura nunca olvidará.
Eduardo llegó a Coanil a través del su colegio el Compañía de María de Viña del Mar. Para él, ver el estado de los niños, jóvenes y adultos, conocer su situación de vida, fue súper fuerte. "Igual de impresionante fue darme cuenta de que, a pesar de todo, ellos te entregan mucho cariño. Por otro lado, la experiencia me ayudó a valorar las cosas de la vida cotidiana, como poder ir al baño por mí mismo, ducharme, comer y hasta caminar. Algo tan obvio para uno, pero que para otros es el deseo anhelado de toda su vida o una lucha constante". De este modo, Eduardo se dio cuenta de que debe estar agradecido de haber nacido sano, "comienzas a ver la vida de otra forma, te comienzas a fijar en lo afortunado que eres, lo que no lo valoramos", explicó.
"Yo les recomiendo a todos que vivan la experiencia, pero que lo hagan primero para si mismos y para empezar a valorar la vida que tienen. Luego de ésto te vas a enamorar y serás un voluntario eterno, porque sabrás que estás contribuyendo con un granito de arena para hacerle un bien a tu región, a Chile y al mundo", aseguró
Como Natalia y Eduardo , otros 200 jóvenes de distintos colegios de la capital han participado en la iniciativa solidaria, ¿qué esperas para unirte? Como ellos, tendrás la posibilidad de aprender ayudando. ¡Contamos con tu apoyo!
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